Dormir es una necesidad para nuestro organismo, pero no siempre la satisfacemos como deberíamos. La dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo es uno de los problemas con los que tiene que lidiar gran parte de la población.
Un ejemplo de ello es la encuesta que realizó la Fundación Española del Corazón, la cual mostró que la falta de sueño afecta al 36,2% de quienes residen en ese país, una realidad que no solo se puede traducir en mayor cansancio y problemas para concentrarse durante el día, sino que afecta directamente a la salud cardiovascular. Concretamente se asocia con el riesgo de que aparezca insuficiencia cardíaca.
Como explica el doctor José Juan Gómez Diego, cardiólogo en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el insomnio se asocia con la presencia de hábitos de vida no saludables, como una dieta poco equilibrada o la ausencia de actividad física. Pero a su vez, produce un estado de hiperactivación anormal en la noche y un deterioro del rendimiento durante el día que facilita mantener los malos hábitos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el sueño nocturno tenga una duración media de entre 7 y 8 horas para los adultos. Además, ese sueño debe ser reparador, para lo que es importante que la calidad del sueño sea alta, lo que significa que las horas que durmamos debemos descansar sin interrupciones y profundamente.
Entre los hábitos que ayudan a lograr ese objetivo se encuentran procurar acostarse alrededor de la misma hora para acostumbrar al organismo a una rutina horaria con la que resulta más fácil descansar.
También se recomienda evitar el consumo de productos estimulantes como el chocolate, el cacao, la cafeína y la teína poco antes de ir a la cama; cenar de forma ligera al menos un par de horas antes de irse a dormir y practicar ejercicio con frecuencia pero preferiblemente también unas horas antes de acostarse, ya que realizarlo a última hora del día eleva la temperatura de nuestro cuerpo y puede dificultar el sueño.
Fuente: Fundación del Corazón